No hay que olvidar la importancia que tienen los dientes de leche por varias razones: son imprescindibles para la masticación y deglución, actúan de guía y guardan el espacio para los dientes permanentes que saldrán más tarde, permiten una correcta pronunciación y tienen un papel muy relevante en la autoestima del niño.
Además, hay que desterrar la idea de que no hay que tratar las caries de los dientes de leche porque se van a caer. Si no se tratan, pueden originar infecciones, provocar la pérdida del diente y crear problemas posteriores. De hecho, las bacterias de las caries de los dientes de leche pueden afectar a los dientes definitivos, produciendo caries también en estos.
Por eso se recomienda iniciar las revisiones odontológicas a partir del primer año de vida, para detectar caries tempranas. En algunos casos, el dentista aplicará selladores de resina en las fisuras de algunos molares para evitar la aparición del 70-80% de las caries. Estos selladores convierten la fisura en una superficie lisa, facilitando su limpieza y dificultando que crezcan las bacterias. En aquellos niños que presenten más riesgos de caries, el facultativo decidirá si también es necesario aplicar un barniz de flúor para proteger los dientes.
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