La periodontitis crónica, unos dientes desalineados, infecciones y tumores y la falta de reemplazo de un diente causan la pérdida del hueso dental.
Reemplazar dientes con dentaduras postizas completas o parciales no resuelve el problema puesto que las dentaduras postizas ejercen una cantidad muy pequeña de presión masticatoria sobre el hueso en comparación con los dientes naturales. Por el contrario, las dentaduras postizas pueden acelerar la pérdida ósea al desgastar las crestas del hueso sobre las que se colocan.
En los casos en que ya se ha perdido hueso, es posible que sea necesario un injerto de hueso para proporcionar una base ósea suficiente para colocar implantes dentales. Un injerto de hueso no sólo reemplaza al perdido, sino que también estimula la mandíbula para que vuelva a crecer y eventualmente reemplaza el injerto de hueso con el propio hueso sano del paciente. Existe una amplia variedad de diferentes tipos de material de injerto óseo.
Una buena planificación mediante la realización de un buen estudio a través de la obtención de imágenes 3D permite ver los dientes, maxilares y estructuras relacionadas en una vista completa de 360º y con ello obtener resultados excelentes.
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